El Idiario de Romy
Por Romy Rodríguez Castillo
Querido lector, la necedad es un adjetivo que caracteriza a una persona profana.
Es un inconsciente que actúa a propósito, es tan necio que no entiende, por el contrario, se envalentona por su falta de conocimiento y no busca aprender ni corregir una pizca de sus errores, dolores, tristezas o experiencias.
Eclesiastés 10:12, nos dice:
Las palabras del sabio son placenteras, pero los labios del necio son su ruina.
La palabra necio procede del latín “nescius”, derivado del negativo “scire” que significa “saber”, él que no sabe.
El término «necio» se utiliza para describir a una persona que es terca, obstinada o testaruda.
Alguien que persiste en llevar a cabo sus ideas o acciones sin prestar atención a consejos razonables o a las advertencias de otros.
Debemos aprender a escuchar, obedecer, conocer, para poder discernir y hablar lo pertinente.
Las escrituras nos dicen: Proverbios 18:2
“Al necio no le complace el discernimiento; tan solo hace alarde de su propia opinión”.
Escrito está, que el necio cree siempre estar en la verdad, y decir barbaridades.
Debemos entender que a toda acción corresponde una reacción, así nos dice la Biblia en Oseas 4:6 “Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento (fueron necios).
Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.”
¿Por qué ser necios? Las historias que leemos en las escrituras, nos dicen que existen consecuencias al no ser prudentes, obedientes, o sabios. La necedad de Adán y Eva los llevó a pecar. La necedad del pueblo de Israel los llevó a sufrir. La necedad de los hijos de Jacob los llevó a la pobreza. La necedad de Judas lo llevo a la muerte.
Debemos actuar con sabiduría, inteligencia, analizar bien a las situaciones, cosas a las que nos enfrentamos día a día.
Cuando se vive con problemas económicos, de salud, o de otro tipo, que involucran a la familia, al trabajo, se debe primeramente tener calma, tratar de digerir la situación para poder enfrentar con todo entendimiento, sencillez e inteligencia, la situación.
Es allí, donde la sabiduría debe aflorar, para no ser necios.
Recuerdo que cuando vivimos la pandemia, las autoridades gubernamentales, nos informaron que teníamos que cuidarnos los unos a los otros, para no contagiarnos. Y muchos omitieron, fueron necios, y se pagó un precio muy elevado por falta de entendimiento.
Es bíblico, Tito 3:1 dice:
“Recuérdales que se sujeten a los gobernantes y autoridades, que obedezcan, que estén dispuestos a toda buena obra.
Así que ya fue dada la indicación desde hace mucho tiempo, Dios no se equivoca. Aprendamos, reaccionemos, reflexionemos, que la hoja del árbol no se mueve sino es por la gracia y el favor del que todo lo puede, Cristo Jesús.
En la obediencia está la bendición, no seamos necios.
El temor del Señor es el principio del conocimiento; los necios desprecian la sabiduría y la disciplina.
(Proverbios 1:7).
Dios te bendiga.
romysat@hotmail.com