octubre 6, 2024

Reflector/ Gilda R. Terán.

Seguramente que todos alguna vez  hemos pasado  por  grandes pruebas o aflicciones,  en los cuales pensamos que la obscuridad  nunca terminará, pero no perdamos la esperanza siempre hay una luz al final del túnel.

Le compartiré  a través de la historia bíblica, la grandeza de una fe inquebrantable de un hombre llamado Job,  él vivía en un lugar llamado Uz, y  adoraba a Jehová Dios, era muy rico y tenía una familia grande.

Además, era bueno y ayudaba a los pobres, a las viudas y a los niños que no tenían padres. Job hacía cosas buenas, tal vez todas sus acciones de generosidad nos hiciera pensar que nunca tendrían problemas.

Pero no fue así, ya que el adversario que siempre busca destruir vidas, no le daba contentamiento la fidelidad de este hombre a nuestro Creador, y en pláticas sostenidas Dios le dijo a Satanás,  “¿te has fijado en mi siervo Job? no hay nadie como él en la tierra, es obediente y se porta bien”.

Pero de inmediato  le respondió,  “claro que te obedece, porque lo proteges, lo bendices, le das tierras y animales, pero quítaselo todo, y ya no te adorará más”, entonces Dios le dijo “puedes ponerlo a prueba, pero te prohíbo que lo mates”.

Y así fue que dejó que el diablo pusiera a prueba a Job, pero esto fue permitido porque sabía de la certeza de su fe  y la obediencia de este fiel siervo, le sobrevinieron daños catastróficos en su vida.

Vea usted,  primero utilizó a unas personas llamadas los sabeos para que le robaran las vacas, los toros y los burros, enseguida  un incendio mató todas sus ovejas, luego otro grupo de gente, los caldeos, le robaron los camellos.

También murieron los sirvientes que estaban cuidando de los animales, pero el peor desastre pasó después, ya que todos los hijos de Job murieron cuando la casa donde estaban comiendo se les cayó encima, este atribulado  se puso muy muy triste, pero no dejó de adorar a Jehová.

Pero el enemigo  quería que  sufriera todavía más, así que hizo que le salieran heridas por todo el cuerpo, estas llagas en su piel le causaban  un dolor horrible, y él no sabía por qué le pasaban tantas cosas malas, pero de todos modos siguió creyendo a Dios, y el vio eso y se sintió muy feliz por lo que hizo Job.

Y ya después que se acabaron  las pruebas, Dios le sanó  y le dio mucho más de lo que había tenido antes, y  así fue que  tuvo una vida larga y feliz y  lo bendijo por haber sido obediente siempre, aunque a veces no fue fácil el camino pero lo logró.

En mi opinión, yo relaciono las atribuladas pruebas de Job, de este  hombre recto, íntegro ante los ojos de Dios,  como las aflicciones o momentos de adversidad que se nos pueden presentar en nuestro diario vivir.

Así es, amable lector,  ya que en este efímero viaje por la tierra, habrá ocasiones en que los días soleados se convertirán en grises, porque circunstancias adversas, atropellarán  a nuestro verdadero espíritu.

Y sin más preámbulo, la vida nos sorprenderá con socavones profundos, en el que parecen sumergirnos sin tocar fondo, dando por hecho que esta sensación de estar en el vacío, pueda mermar nuestro sentido existencial.

Y es que es un hecho que cuando las circunstancias negativas nos acompañan durante una larga temporada y no se marchan, y aun teniendo la esperanza que todo pasará, es lógico que nos concibamos derrotados y con déficit de fuerza para continuar adelante.

Consideremos que la vida no es como otros la pintan, es como usted la colorea,  porque será siempre nuestra actitud la que actúe como el mejor pincel, ese capaz de ofrecernos tonalidades de luz cuando más lo necesitamos.

Algo que me queda claro es que la vida puede ser muy oscura en cualquier momento, lo sabemos, tal vez lo hemos vivido,  sin embargo, lejos de claudicar, debemos de enfrentar, para elegir los mejores colores con los que pintaremos nuestro horizonte.

Sin embargo, todos tenemos un modo muy particular de dar color a nuestra cotidianidad, me refiero a nuestra actitud para encarar los claroscuros de este diario vivir,  y es que según la psicología podemos echar mano del manejo de las emociones.

Pues se llega el tiempo de activar la resiliencia, este citado entrenamiento consciente y constante para enfrentarnos de forma positiva a las situaciones adversas, actúa como un muelle que impulsa la vida.

Y es que no es la capacidad de salir ileso, sino que es el arte de dominar nuestros enfoques de pensamiento para crear nuevas emociones, traducido en otras palabras, es el desafío de mantener la autoestima, la independencia y el valor de elegir con qué colores deseamos pintar el futuro.

Reconsideremos, que  algunas ocasiones de nuestra vida, Dios nos saldrá al encuentro, nos va a parar, y nos va a poner delante de situaciones inesperadas, retos y decisiones difíciles, en esos momentos hay que ejercer mucho la fe y la confianza en él

Muchas veces podrán venir a nuestras vidas situaciones terribles, malas noticias, problemas que amenazan incluso nuestra seguridad, pero ante tales cosas, ¿cómo reaccionamos? muchos se entregan a la desesperación, otros se resignan a vivir sufriendo, otros huyen y murmuran en contra de Dios por lo que les pasa.

Y es que para enfrentar los desafíos debemos confiar plenamente en Dios, él es nuestro amparo y fortaleza. “Pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

Isaías 40:31

Hasta la próxima, y que la fe en Jesucristo, sea una fuente inagotable en nuestras vidas.

gildateran@yahoo.com.mx

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